En Estimma realizamos una encuesta a 2,000 personas interesadas en las elecciones del Poder Judicial. Los resultados revelan cómo se informa la ciudadanía, qué tipo de contenido consume y qué redes sociales utiliza para conocer estos temas. Medios más utilizados para informarse sobre noticias Al preguntar sobre el medio que utilizan con mayor frecuencia para informarse sobre noticias o temas de interés, los encuestados respondieron: Casi la mitad de los encuestados se informa a través de redes sociales, seguidas por la televisión. Los medios digitales superan ampliamente a los tradicionales, como la radio o la prensa impresa. Tipos de contenido consumido con mayor frecuencia Respecto al tipo de contenido que consumen con mayor frecuencia, los resultados fueron: Aunque las redes sociales son el principal medio de información, más de la mitad de los encuestados prefiere consumir noticias locales, lo cual habla de un interés directo por su entorno inmediato. También destaca un porcentaje importante de personas que consumen contenido educativo o cultural, lo cual demuestra que la ciudadanía sí tiene disposición a informarse y aprender, incluso dentro de plataformas pensadas para entretener. Redes sociales más utilizadas para informarse sobre la elección del Poder Judicial Al consultar sobre la red social que utilizan más para informarse o conocer temas relacionados con la elección del Poder Judicial, las respuestas fueron: Facebook se mantiene como la plataforma dominante. Sin embargo, TikTok e Instagram están ganando relevancia, especialmente entre los perfiles más jóvenes. También destaca el uso de WhatsApp y YouTube como vías indirectas para compartir información, lo cual refleja una circulación más personal y comunitaria de los contenidos. Las elecciones judiciales ya están ocurriendo en un entorno digital. La ciudadanía se informa principalmente a través de redes sociales, con una marcada preferencia por el contenido local y educativo. Este contexto representa una gran oportunidad para que los aspirantes al Poder Judicial se acerquen a la población con mensajes claros, útiles y comprensibles. La ciudadanía no busca tecnicismos: busca entender qué está en juego y quiénes son las personas que impulsarán la justicia. Algunas campañas han intentado usar el humor como forma de conectar, pero eso no siempre funciona. En muchos casos, lo que logran es restarle seriedad al tema o acabar haciendo el ridículo. La justicia no es un chiste. Y aunque es válido querer ser cercano, lo importante es que el mensaje se entienda, se respete el cargo y se construya confianza.
EL PODER JUDICIAL EN LA VIDA COTIDIANA: LA ENCUESTA QUE LO REVELA TODO
En Estimma realizamos una encuesta a 2,000 personas de todo el país, interesadas en la elección del Poder Judicial. Las respuestas revelan una paradoja: la ciudadanía reconoce la importancia de estos cargos judiciales en su vida diaria, exige perfiles honestos y preparados, pero aún desconoce quiénes son y qué funciones desempeñan. Lo que la gente espera de quienes aspiran a un cargo judicial Al considerar su voto con total seguridad, la ciudadanía señala con claridad las cualidades que debe tener un candidato al Poder Judicial: La demanda es clara: ética, claridad y competencia antes que afinidad o ideología. El impacto de los jueces se percibe como algo real Lejos de ser vistos como figuras lejanas, los jueces y magistrados son reconocidos por su influencia directa en la vida cotidiana: Esto significa que más de tres cuartas partes de las personas encuestadas reconocen el peso del Poder Judicial en sus vidas. La mayoría aún no conoce a los candidatos A pesar de la relevancia de estos cargos, el conocimiento sobre quienes se postulan sigue siendo limitado: Menos del 15% de los ciudadanos afirma conocer a los candidatos judiciales de su estado, lo que evidencia una falta de estrategias efectivas de posicionamiento por parte de las campañas. Tampoco está claro qué funciones tienen los jueces y magistrados Cuando se trata de saber qué hace un juez o un magistrado del Poder Judicial, las respuestas también muestran desconocimiento: Más de la mitad de los mexicanos admite no tener claro cuáles son las funciones del Poder Judicial. La justicia sí importa, la ciudadanía lo sabe, lo siente y lo exige. Pero la distancia entre lo que se espera y lo que se conoce sigue siendo amplia. Más allá de las boletas, es fundamental que el Poder Judicial se integre de manera significativa en la vida diaria de la sociedad para consolidar la democracia.
LA DESCONFIANZA VA GANANDO, SEGÚN LOS VOTANTES: ESTO REVELA NUESTRA ENCUESTA.
En Estimma realizamos una encuesta a 2,000 mexicanos y mexicanas de todo el país, todos ellos interesados en la elección del Poder Judicial. Uno de los temas clave que exploramos fue: ¿qué tanto influye la afinidad política en la percepción sobre los candidatos judiciales? Y lo que encontramos, te va a sorprender. ¿Con qué partido simpatiza la ciudadanía? Cuando se preguntó con qué fuerza política se identifican más los encuestados, los resultados fueron claros: Esto significa que el 56.9% se siente más identificado o cercano a la ideología que actualmente gobierna el país, mientras que el 20.2% se mantiene al margen y solo 18.5% se identifica con partidos de oposición. Pero no se trata solo de preferencias o ideologías, la ciudadanía no solo simpatiza con ciertos partidos… también sospecha que esas estructuras políticas están activamente presentes en esta elección. Y no necesariamente se vincula únicamente a quienes simpatizan con Morena: para muchos, esta contienda judicial no está exenta de vínculos partidistas, sin importar de qué lado vengan. La idea de una elección imparcial se diluye cuando la percepción generalizada es que los perfiles judiciales no llegan solos, sino con respaldo político detrás. ¿Cree que los candidatos a la elección judicial tienen vínculos con algún partido político? La ciudadanía respondió así: Esto significa que 8 de cada 10 personas encuestadas perciben que los candidatos judiciales están vinculados con partidos políticos, ya sea de forma general o alineados a una fuerza específica. Solo 15.6% considera que son realmente independientes. Desde Estimma seguiremos monitoreando el sentir ciudadano, midiendo la Intención de voto®️ y generando análisis que sirvan a medios, instituciones y campañas.
ASOCIA, REPITE Y GANA: La fórmula del posicionamiento estratégico
El momento en que una persona vota es breve, pero decisivo. No analiza, asocia. No compara trayectorias, recuerda fragmentos. Y si ese fragmento no es claro, repetido y diferenciado, la oportunidad se pierde. Ante cualquier elección y para cualquier tipo de candidatura, el posicionamiento estratégico deja de ser una herramienta opcional y se convierte en una necesidad operativa. No se trata de convencer, sino de ocupar un lugar en la mente del votante. Asocia, repite y gana. En la elección del poder judicial, hay cinco cosas que un perfil judicial puede —y debe— comunicar con precisión para construir una asociación sólida en la mente de los electores: 1. Nombre del candidato o candidata Cómo va a aparecer en la boleta. 2. Cargo al que aspira Debe repetirse siempre igual. 3. Número en la boleta En una lista larga, recordar el número puede ser más práctico que recordar el nombre. Es un código directo al voto. 4. El color que identifica su candidatura El color de la boleta. 5. Especialidad o causa principal La especialización o por qué estás capacitado para impartir justicia. Imaginando que la elección es para una presidencia municipal o una diputación, se aplica la misma regla de asociación y repetición. ¿Por qué funciona esta fórmula? Porque responde a leyes que gobiernan la percepción. Se alinea perfectamente con varias de las 22 leyes inmutables del marketing de Al Ries y Jack Trout, que siguen siendo referencia obligada para construir posicionamiento en contextos saturados como este: • Ley de la mente: “Es mejor ser el primero en la mente que el primero en el mercado.” En una elección con miles de nombres, el que se recuerda, gana. • Ley de la simplicidad: “La gente no recuerda mensajes complicados. Recuerda palabras cortas y claras.” En ejemplo: “Número 4, justicia familiar” es más efectivo que un discurso sobre terminología jurídica. • Ley de la percepción: “El marketing no es una batalla de productos, es una batalla de percepciones.” No importa tener el mejor CV jurídico si nadie te asocia con algo concreto y valioso. • Ley de la exclusividad: “Dos marcas no pueden ocupar la misma palabra en la mente del consumidor.” Si otro candidato ya es reconocido con alguna especialidad, intenta posicionarte en otra categoría. • Ley de la constancia: “El posicionamiento toma tiempo y consistencia.” Un mensaje sin repetición es un mensaje perdido. La campaña debe repetir lo mismo, en los mismos términos, hasta fijarlo. Conclusión El votante no vota por quien explica más, sino por quien se asocia con una idea más clara. El éxito está en lograr ser reconocido, diferenciado y recordado con rapidez. Asociar los elementos clave. Repetirlos con disciplina. Y así, ganar presencia real en la mente del electorado.
AIDA: el método que puede definir el posicionamiento en la elección judicial
En una elección tan inédita como la de jueces y magistrados por voto popular, la visibilidad es el primer gran obstáculo. Con cientos de perfiles en competencia, tiempos reducidos y un electorado poco familiarizado con este tipo de cargos, el riesgo de pasar desapercibido es altísimo. Aquí entra en juego una herramienta de la comunicación estratégica que, aunque proviene del mundo del marketing, resulta especialmente útil para las campañas políticas: el método AIDA. AIDA es un acrónimo que estructura el proceso de persuasión en cuatro etapas: • Atención • Interés • Deseo • Acción Adaptado al contexto de la elección judicial, este modelo puede marcar la diferencia entre un perfil invisible y uno competitivo: 1. Atención: La ciudadanía primero necesita saber que estas elecciones existen. La judicialización del voto es tan nueva que ni siquiera todos los votantes están al tanto de que podrán elegir jueces y magistrados. Sin esta visibilidad básica, no hay posibilidad de posicionamiento. 2. Interés: Una vez captada la atención, hay que explicar, en lenguaje claro, qué función cumple un juez y por qué su elección tiene consecuencias reales en la vida de las personas. Esto debe hacerse sin tecnicismos, conectando con temas cotidianos como justicia familiar, seguridad o derechos humanos. 3. Deseo: Aquí se construye la percepción positiva del perfil. ¿Qué hace distinto a este candidato o candidata? ¿Qué valores representa? ¿Por qué debería confiarle mi voto? Este paso implica construir una narrativa de credibilidad, experiencia y compromiso ético. 4. Acción: Finalmente, se busca motivar la participación informada: que el elector no solo conozca a los candidatos, sino que tenga la intención real de votar y hacerlo con criterio. En un escenario con múltiples aspirantes y campañas cortas, esta fase requiere mensajes contundentes y consistentes. Aplicar AIDA no significa volver la justicia un producto ni reducir el proceso electoral a una campaña publicitaria. Significa ordenar estratégicamente la comunicación, para que el mensaje judicial llegue con claridad, coherencia y propósito. Porque en esta elección histórica, quien no logre comunicar, simplemente no existirá en la mente del votante.
Debates judiciales: ¿una herramienta útil o un riesgo para la justicia?
Con la llegada de las elecciones judiciales, ha surgido una pregunta inevitable: ¿deberían los candidatos a jueces y magistrados participar en debates públicos, como lo hacen los políticos? En principio, los debates en campañas políticas sirven para confrontar ideas, contrastar propuestas y permitir que el electorado evalúe a sus candidatos. Pero en una contienda judicial, esta lógica puede ser contraproducente. El rol de un juez no es convencer a las masas ni persuadir con discursos emocionales. Su labor está centrada en aplicar la ley con imparcialidad, conocimiento y ética. A diferencia de un candidato a presidencia municipal o diputación, un juez no tiene como objetivo ganar simpatías, sino garantizar derechos. El riesgo de trasladar el formato tradicional de debate político a una elección judicial es que se privilegie la forma sobre el fondo. Que gane quien hable mejor, no quien esté mejor preparado. Que se vote por carisma, no por criterio jurídico. Y en ese escenario, la justicia puede quedar relegada frente al espectáculo. Desde una perspectiva de comunicación política, un debate judicial solo tendría sentido si permite evaluar tres aspectos clave: 1. Conocimiento y preparación: ¿La persona domina realmente su especialidad jurídica o se limita a repetir lugares comunes? 2. Criterio ético y valores: ¿Cómo argumenta sus decisiones? ¿Qué principios guían su interpretación de la ley? 3. Capacidad de comunicación pública: ¿Puede explicar su función de manera clara y comprensible para la ciudadanía? El problema es que los debates tradicionales no están diseñados para eso. Por eso, muchos especialistas han propuesto foros temáticos estructurados por ramas del derecho (penal, civil, familiar, etc.), en los que los candidatos puedan exponer su experiencia, trayectoria y visión de la justicia, sin caer en la lógica del show político. En una elección inédita como esta, la forma en la que se comunica el perfil judicial será decisiva. Y el debate, si no se adapta al contexto, puede convertirse en un riesgo más que en una oportunidad para el fortalecimiento democrático.
Lenguaje judicial vs ciudadanía: el gran reto comunicativo de esta elección
Una de las barreras más grandes en las próximas elecciones judiciales será el lenguaje. En términos sencillos: si la ciudadanía no entiende lo que dicen los candidatos, no podrá decidir con claridad por quién votar. Durante años, el lenguaje judicial se ha caracterizado por su complejidad, tecnicismos y estructura rígida. Esto puede ser útil en contextos procesales, pero es completamente ineficaz cuando se trata de conectar con el electorado. A diferencia de jueces y magistrados, la ciudadanía no vive entre códigos y sentencias, sino entre realidades concretas que exigen explicaciones claras. La comunicación política tiene una regla de oro: si no comunicas, no existes. Y para comunicar, no basta con hablar, hay que hablar claro. En estas elecciones, el tiempo de campaña será limitado: solo 60 días. Eso significa que los candidatos deberán encontrar una forma de presentarse, explicar su función y conectar emocionalmente con el electorado en muy poco tiempo. Aquí es donde entra la necesidad de un mensaje simple, directo y repetible. Un mensaje efectivo en política debe: • Ser simple: fácil de recordar. • Ser directo: sin rodeos ni ambigüedades. • Ser repetitivo: para fijarse en la mente del votante. • Generar confianza: porque solo así se construye credibilidad. Pero este tipo de comunicación no se opone a la profundidad. No se trata de banalizar la justicia, sino de traducir su importancia. Un candidato judicial no puede quedarse en decir “soy experto en derecho penal”; necesita explicar cómo su experiencia impacta en temas como la seguridad, los derechos humanos o la reparación del daño a víctimas. La ciudadanía necesita saber, en pocos segundos, qué representa cada perfil, qué lo distingue de los demás y por qué debería confiarle una función tan delicada como impartir justicia. En esta elección histórica, los tecnicismos no serán aliados. El lenguaje claro será el único puente real entre los candidatos judiciales y quienes, por primera vez, tendrán el poder de elegirlos.
Campañas judiciales: ¿cómo se posiciona un juez ante el electorado?
Elegir jueces y magistrados mediante voto popular es una novedad en el sistema democrático mexicano. Pero este nuevo ejercicio de participación ciudadana también plantea una pregunta crucial: ¿cómo harán campaña las y los aspirantes a estos cargos judiciales? A diferencia de los perfiles políticos tradicionales, los jueces no pueden prometer obras, gestionar servicios ni repartir apoyos. Tampoco están acostumbrados a expresarse en público ni a vender su imagen. No son figuras públicas, y en muchos casos, ni siquiera son conocidos por fuera del ámbito judicial. Esto representa un cambio radical en la lógica de las campañas. Ya no se trata de convencer con promesas, sino de comunicar por qué una persona está calificada para impartir justicia, y hacerlo de manera clara, ética y sencilla. La ciudadanía no necesita escuchar tecnicismos legales; necesita comprender qué impacto real tiene el trabajo de un juez o magistrado en su vida cotidiana. Aquí es donde entra la comunicación política estratégica. En una campaña judicial, lo más importante no es “vender una imagen”, sino traducir credenciales, valores y visión de justicia en un mensaje comprensible para el electorado. Esto implica abandonar el lenguaje judicial y conectar desde un lugar más humano y pedagógico. Además, existe una limitante de tiempo: el periodo de campaña será de solo 60 días. En ese corto lapso, los candidatos tendrán que hacer lo que, en política tradicional, muchas veces toma años: construir posicionamiento, confianza y recordación. La campaña judicial no puede seguir los moldes de siempre. Requiere un nuevo modelo narrativo que hable de capacidades, ética y compromiso con la justicia, en lugar de promesas vacías o carisma improvisado. Porque en esta elección, lo que está en juego no es una obra pública: es la garantía de derechos para millones de personas.
¿Cómo decide la ciudadanía su voto en las elecciones judiciales?
Por primera vez en México, la ciudadanía elegirá a jueces y magistrados mediante voto popular. Sin embargo, esto representa un gran reto: ¿cómo se toman las decisiones de voto en un terreno tan técnico como el judicial? En procesos electorales tradicionales, los votantes suelen elegir basándose en distintos factores: simpatía con el candidato, familiaridad con su imagen o nombre, identificación con su partido político, o en algunos casos, por conocimiento de sus propuestas. Aunque idealmente se esperaría que el electorado votara a partir de un análisis profundo del perfil, trayectoria y plataforma, la realidad es distinta. El llamado “top of mind” —quién suena más, quién se ve más— juega un papel decisivo. A menudo, las personas eligen a quien les resulta más familiar o a quien les cae mejor, incluso sin conocer su preparación. En muchos casos, el voto se decide por la marca partidista más que por la persona. Esto, en el contexto de una elección judicial, se vuelve aún más complejo. Los jueces y magistrados no suelen tener presencia mediática ni cercanía con la ciudadanía. Su trabajo ha permanecido, históricamente, en los márgenes de lo público. Ahora, tendrán que hacerse visibles en apenas 60 días de campaña y posicionarse frente a un electorado que no está acostumbrado a votar por este tipo de cargos. Este escenario representa un desafío enorme para la comunicación política, que tendrá que traducir perfiles jurídicos en mensajes accesibles, relevantes y memorables. Comprender cómo se forma la intención de voto en este tipo de elecciones será clave para entender el comportamiento electoral.
Por primera vez en México, la ciudadanía elegirá a quienes imparten justicia
México está a punto de enfrentar una elección histórica. Gracias a una reciente reforma judicial, por primera vez en la historia del país, la ciudadanía podrá elegir directamente a jueces y magistrados, una facultad que hasta ahora había estado en manos de otros poderes. Este cambio representa un parteaguas en la vida pública nacional y un reto para la participación ciudadana informada. Este proceso electoral no solo es inédito, también representa un reto de comunicación: el sistema judicial ha sido, tradicionalmente, percibido como técnico, lejano y poco comprensible. En este nuevo escenario, las personas tendrán que tomar decisiones sobre perfiles que antes no formaban parte del radar electoral cotidiano. En ESTIMMA, entendemos el poder de la información como herramienta de transformación. Por eso, nos especializamos en medir la Intención de Voto®️ y la Aprobación de Gobierno®️ a través de encuestas telefónicas automatizadas, con metodologías confiables, ágiles y precisas. Esto nos permite entregar una radiografía clara de lo que piensa la ciudadanía, sus tendencias y preocupaciones, en tiempo real. Además, estos datos no solo benefician a las y los ciudadanos, sino también a medios de comunicación, actores políticos, consultores y estrategas que necesitan tomar decisiones con base en datos, no en intuiciones. ¿Qué significa este cambio para ti como ciudadano o ciudadana? Significa que tendrás una voz directa sobre quiénes impartirán justicia. Pero para ejercer ese derecho de forma informada, necesitas conocer los perfiles, sus trayectorias, sus posturas y los principios que representan. La justicia ya no será solo un tema de expertos. Será también una decisión colectiva. Y como toda decisión que trasciende, necesita conciencia, datos y responsabilidad.