El momento en que una persona vota es breve, pero decisivo. No analiza, asocia. No compara trayectorias, recuerda fragmentos. Y si ese fragmento no es claro, repetido y diferenciado, la oportunidad se pierde.
Ante cualquier elección y para cualquier tipo de candidatura, el posicionamiento estratégico deja de ser una herramienta opcional y se convierte en una necesidad operativa. No se trata de convencer, sino de ocupar un lugar en la mente del votante.
Asocia, repite y gana.
En la elección del poder judicial, hay cinco cosas que un perfil judicial puede —y debe— comunicar con precisión para construir una asociación sólida en la mente de los electores:
1. Nombre del candidato o candidata
Cómo va a aparecer en la boleta.
2. Cargo al que aspira
Debe repetirse siempre igual.
3. Número en la boleta
En una lista larga, recordar el número puede ser más práctico que recordar el nombre.
Es un código directo al voto.
4. El color que identifica su candidatura
El color de la boleta.
5. Especialidad o causa principal
La especialización o por qué estás capacitado para impartir justicia.
Imaginando que la elección es para una presidencia municipal o una diputación, se aplica la misma regla de asociación y repetición.
¿Por qué funciona esta fórmula? Porque responde a leyes que gobiernan la percepción.
Se alinea perfectamente con varias de las 22 leyes inmutables del marketing de Al Ries y Jack Trout, que siguen siendo referencia obligada para construir posicionamiento en contextos saturados como este:
• Ley de la mente: “Es mejor ser el primero en la mente que el primero en el mercado.”
En una elección con miles de nombres, el que se recuerda, gana.
• Ley de la simplicidad: “La gente no recuerda mensajes complicados. Recuerda palabras cortas y claras.”
En ejemplo: “Número 4, justicia familiar” es más efectivo que un discurso sobre terminología jurídica.
• Ley de la percepción: “El marketing no es una batalla de productos, es una batalla de percepciones.”
No importa tener el mejor CV jurídico si nadie te asocia con algo concreto y valioso.
• Ley de la exclusividad: “Dos marcas no pueden ocupar la misma palabra en la mente del consumidor.”
Si otro candidato ya es reconocido con alguna especialidad, intenta posicionarte en otra categoría.
• Ley de la constancia: “El posicionamiento toma tiempo y consistencia.”
Un mensaje sin repetición es un mensaje perdido. La campaña debe repetir lo mismo, en los mismos términos, hasta fijarlo.
Conclusión
El votante no vota por quien explica más, sino por quien se asocia con una idea más clara. El éxito está en lograr ser reconocido, diferenciado y recordado con rapidez.
Asociar los elementos clave. Repetirlos con disciplina. Y así, ganar presencia real en la mente del electorado.